Powered By Blogger

martes, 26 de abril de 2011

La primera de las excepciones

Me la suda, no quiero hablar de deportes. Me he cansado. Noche del 25 al 26 de abril. Iba a dormir, porque mañana tengo que madrugar, pero no me apetece. Es de esas noches que te quedas tumbado de lado en tu cama, con un auricular en la oreja que no toca la almohada, escuchando una mezcla poco organizada de música en tu móvil, con los ojos cerrados, y pensando en "cómo molaría que..." y lo visualizas con una nitidez impropia de una persona de mi generación, que ha pasado minutos, horas, días y meses de sobra delante de la televisión, consolas y móviles suficientes como para haber destruido ese departamento creativo de tu cerebro llamado imaginación.

Cierras los ojos y lo tercero o cuarto que piensas es: "Como me moleste alguien ahora mismo, va a acabar siendo agredido". Juro que he estado a punto de golpearme la cabeza contra la pared por interrumpir ese momento místico, pero es que me apetecía contar algo por aquí y le he echado cojones al asunto.

Desde los 15 años o por ahí, que noche tras noche, o cada dos noches, tres o cuatro, da igual; que llevo esperando a que la discusión y/o pelea que tienes grabada en una parte de tu corazón, llamada "Mosqueo", se dé a cabo al día siguiente, porque tú eres una persona lista y precavida, y te has elaborado un guión perfecto con lo que tienes que decir, y yendo más allá, planteando posibles respuestas del rival para prepararte también los contraataques. 

Desde que lo empecé a probar yo, no he discutido con nadie. Es más, luego he acabado teniendo alguna riña con otra persona diferente y me he quedado como un tarambaina en blanco, sin argumentos, y he acabado, esa misma noche, zanjando el problema yo sólo, en mi cama, de lado y con un auricular en mi oreja derecha.

Buenas noches.

www.twitter.com/_jorgemoreno

No hay comentarios:

Publicar un comentario